HOT MAURITANIA Capítulo 7


 
Nos separamos momentáneamente, después del circo y la tempestad de James Bond necesitamos un momento de tranquilidad, a solas...
 Darren se va a Internet y yo busco un garito donde comer, lo encuentro en la rotonda de entrada a Atar, lo llevan un mauritano y un senegalés con una gorra rasta, me enseñan espaguetis, les digo que eso no por favor, ya sé que es muy raro pero no me gusta la pasta, me dicen que si pollo con patatas, les digo que magnífico.
 Son muy simpáticos, pero siguiendo el dicho popular de "hace muy buen día pero ya verás como viene alguno y lo jode", llega un tunecino, el dueño del local, y se ve que les pega una buena bronca por algo, no estoy seguro pero me parece que les dice que tenían que haberme cobrado más, y eso que he pagado 700 ugiyas por un buen trozo de pollo y bastantes patatas fritas, lo cual tampoco es regalado, bueno en España si lo sería, pero no aquí.
 Recuerdo la comida que uno se puede encontrar a mano en plan barato por Mauritania, los sándwiches de pollo o carne que no son más que bocadillos en barra de pan francesa, llenos de pollo o carne con verduras y patatas fritas. Están muy buenos y en muchos lugares el sistema de venta es muy práctico pues se paga dependiendo de lo grande que quieras el bocadillo, 150 ugiyas un trozo, más grande 200 ugiyas, más aún 300 y el tope lo he visto en 400 ugiyas que es ya un bocadillo hecho con una barra de pan de a cuarto entera y relleno de mucha mezcla.
 Recuerdo un euro son unas 380 ugiyas.
 Luego están los restaurantes africanos, plato único del día a 300 ugiyas, regidos normalmente por negras no mauritanas, el plato único consiste en un plato hasta arriba de arroz y a rebosar de salsa con mezcla, de pescado, de carne, de pollo, depende del día, todos muy típicos y conocidos con sus nombres y tal, yo pedía entrar a la cocina y ver el guisado, normalmente está delicioso y hay tanto que si te lo comes todo acabas bien lleno.



Entre estos restaurantes hay algunos que desde fuera no se reconocen como tal -son simples barracas de madera- y tenía que cerciorarme preguntando en la entrada, perdonad mis ojos nuevos y desentrenados.
Mientras doy buena cuenta del pollo con patatas en la entrada de Atar llega un policía. Acabamos hablando mientras le hacen su pollo con patatas para llevar (¿sería la bronca porque yo me comí el pollo con patatas que iba destinado a este señor?), entabla conversación de una manera amena y jovial, no como si fuera un poli, que lo es, tenemos la misma edad, y una hija con los mismos años, me pregunta mi sueldo en España, se lo digo rebajando 200 euros, le parece, como a todos, muchísimo,-soy mileurista con el paro muy próximo- dice que ni un alto funcionario cobra eso en Mauritania, le digo, como a todos, lo que se paga de hipoteca de luz, de agua, de todo, saca números, ve que falta dinero para pagar, pero no le provoca ningún efecto, sigue, obnubilado por la cifra del sueldo mensual sin poder pensar en otra cosa, como a todos, no consigo convencerlo.

Me repite varias veces que vaya a comer a su casa, rechazo con cortesía, le explico que estoy esperando a un amigo, me da su dirección y teléfono y se marcha, Darren llega poco después y le cobran 100 ugiyas más que a mí por el mismo pollo con patatas, no decimos nada, a él no le importa y yo tengo miedo de que les caiga otra bronca a los empleados, así se queda la historia.


 El autobús Atar-Nouakchott nos lo habían descrito como algo único y excepcional en Mauritania. Esta descripción nos la había hecho nuestro “proporcionador” de cosas en Chinguetti: Que el autobús era un servicio nuevo en Mauritania, de alto lujo y calidad máxima, con aire acondicionado y televisión, con un asiento para cada pasajero, distribuidos de manera especial, y una capacidad de, entendimos en un principio, ciento cincuenta personas, por lo que visto lo visto, decidimos no creerle una sola palabra más que la que decía el horario de salida.


 Y acertamos, era un autobús español antiguo, años 80, poco más moderno que el setra, de 55 plazas, no le funcionaba la tele y tampoco, por supuesto, el aire acondicionado, pero era en dos cosas único en Mauritania: la primera era que salía de Atar a las 5 de la tarde todos los días aunque no tuviera, o tuviera los que tuviera, pasajeros, la segunda era que no vendían más plazas que asientos reales habían, lo cual no está mal y sobretodo que hace el trayecto directo sin recoger pasajeros por el camino, lo cual me parece increíble, ah y encima no dejan fumar en el bus. El nombre de la compañía El Bouragh, esta compañía parece dispuesta a modernizar las líneas de autobuses mauritanas, el precio 4000 ugiyas Atar-Nouakchott o viceversa. El mecánico de la compañía es un español residente en Nouakchott, me contó el chófer, lo digo por si este dato sirve de algo alguna vez a alguien.
El trayecto de autobús Atar-Nouakchott atraviesa sublimes paisajes montañosos primero y grandes llanuras salpicadas de campos de dunas, vale la pena el haber vuelto por este otro lado en vez de repetir el tren aunque solo sea por ver estos paisajes y además James Bond está dormido por lo que puedo disfrutarlos en paz.




Cuando se despierta se emperra en fumar al fondo del autobús, es descubierto y haciéndose el chulito contesta de mala manera, el autobús para de inmediato y el chófer, seguido de casi todos los pasajeros del autobús, en total unos 15, se levantan y van directos a él.
 La discusión se produce justo a mi altura, da la sensación de que falta un pelo para que el chófer y otros los otros pasajeros se enzarcen a bofetadas con James Bond, si eso ocurre me llevo alguna seguro, pues están justo a mi lado y sólo gesticulando con las manos ya casi me alcanza alguna, al final todo acaba con unos cuantos insultos y el achantamiento de James, uno de los últimos insultos que entiendo al chófer es: ¿tú estás enfermo o qué?
 A lo que mentalmente yo respondo al grupo: ¡Como una regadera, no podéis haceros la idea de cuánto!

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