Nota: Viendo la gran cantidad de entradas que tiene este post, si andas buscando info sobre el tren estambul-Ankara debo comunicarte que los únicos trenes que hoy en día operan entre estas dos ciudades son de alta velocidad.
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Nieva sobre el mar y yo cruzo el Bósforo una vez más.
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Nieva sobre el mar y yo cruzo el Bósforo una vez más.
Aquí se toma un ferry con la misma naturalidad y frecuencia con la que se toma un autobús. 80 céntimos de euro es su precio.
Y te cruza de la parte europea a la asiática, cosa nada excepcional en Estambul.
Y te cruza de la parte europea a la asiática, cosa nada excepcional en Estambul.
El tren con destino Ankara es un tren nuevo y
moderno, nada que ver con el Bucarest-Sofía. Antes de subir me compro un kebab
de avituallamiento, me siento en una butaca muy cómoda y escribo estas líneas
mientras el tren parte.
La salida por Estambul atraviesa barrios que
parecen bastante ricos, cada finca o edificio es independiente de los demás y
tiene su propio terreno a modo de jardín y parking. No se atraviesan barrios
pobres ni mucho menos chabolas. El tren viaja en dirección sur pegado al
estrecho durante un par de horas. Todo está muy urbanizado, pueblos y pequeñas
ciudades se encadenan jalonando las montañas. Hay nieve, verdor y casas por
doquier.
De repente un par de asientos detrás del mío
veo un hombre mayor que parece que está buscando algo debajo a ras de suelo.
Con el vaivén del tren acaba desplomándose por completo. Un chaval con melena y
perilla le dice ¡Abe! Y va a por él. Nos levantamos varios y recogiéndolo del
suelo lo sentamos en su silla pero no reacciona. Lo abofetean como en las películas
y entonces vuelve en sí. No va borracho, ha sufrido un desmayo. Le dan agua
pero él pide colonia. Una mujer con un pañuelo de flores en la cabeza saca un
frasco del bolso. El abuelo se friega con abundante colonia toda la cara. No
abre el ojo derecho pero al parecer ya era tuerto. Con el desmayo se le ha
pasado la parada, los revisores lo bajan del tren con cariño y delicadeza, se
queda aturdido pero de pie en el andén, avisan al responsable de la estación
para que lo cuide. Su gran mostacho y su gorro de pelo van haciéndose pequeños.
Sigue nevando.
El asiento del abuelo es ocupado por una mujer
joven que parece mayor, lleva un pañuelo a rayas onduladas en su cabeza y lee
poesía. No es que yo sepa turco, es por la forma del texto.
El tren deja la costa y enfila hacia el
interior entre montañas por valles con ríos. Todo adquiere un aspecto más rural
y tradicional, los pueblos, sus casas, la gente que sube y baja, la que espera
en las estaciones. La nevada se intensifica y decido echar un vistazo al vagón
restaurante, en el que no hay nadie aunque es la hora de comer. Pese a ello, o
quizás por ello, los camareros están de buen humor, tienen una considerable
variedad de platos en el menú y unos precios que siendo más caros que en la
calle no son disparatados en absoluto.
Con las horas, el tren deja montañas y
desfiladeros recorriendo lo que parece una larga y hoy inhóspita estepa. La
nieve se pega a las ventanas y se congela dificultando la visión de estos
anchos paisajes.
Pronto, tampoco mucho porque van muy lentos, habrá un tren de
alta velocidad entre Estambul y la capital Ankara. Hoy en día está a medio
hacer pero se pueden ver por todo el trayecto sus descomunales obras.
Salgo a fumar en el descansillo. Me encanta
este hacer las cosas a la medida de todos, por y para todas las personas. Si a
alguien le molesta el humo no hay problema porque en los vagones está prohibido
fumar, y si alguien quiere fumar se sale al descansillo, o como se llame en la
jerga ferroviaria, y fuma sin molestar a nadie.
Todos contentos. ¿A alguien le suenan las
palabras lógica y sentido común?
No lo es en cambio este nuevo totalitarismo liberal
opresor, hipócrita y dictatorial, férreo e inhumano en el que ya caímos todo
occidente hace años siguiendo el ejemplo norteamericano y que se ha extendido
como una peste por todas las partes del planeta, pocos son los resquicios por
conquistar.
Ya no hablo sólo de las
prohibiciones, lo más ofensivo de todo es que el lobo va disfrazado con piel de
cordero, que te quieren vender la moto de democracia y libertad, se han
apropiado de estas palabras y las han hecho suyas.
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