Salimos de Chinguetti sobre las ocho de la mañana en un mercedes negro, un taxi que nos había conseguido el mismo tipo que nos había conseguido la habitación, la visita a la biblioteca, la excursión, y hasta el bar dónde cenábamos. El precio el mismo que el del viaje de ida.
El taxista antes de salir hace la intentona de cobrarnos algo extra por el equipaje, no le sale bien, le sonreímos y le decimos que no, ahí quedó el tema.
A su lado se sienta un negro de habla pular, y a nuestro lado un chavalín blanco de unos dieciocho años que, por desgracia, sabe hablar español mejor que el inglés, digo por desgracia porque pronto se nos revelará como nuestro mayor tormento para este día de hoy.
Empieza por presentarse y a continuación recitar de un tirón todos los nombres de los españoles que supuestamente conoce, Pepe, Montse, Paquita, Sergio...sigue por explicarnos que en Nouakchott ha vivido, cito textualmente, una “relación de amor” con una mujer bellísima española de treinta y cinco años, la cual quería llevárselo a Murcia, pero que su familia (la de él) se había opuesto y por eso él ahora estaba en Mauritania. Era bajito, imberbe, algo gordito, casi adolescente y llevaba bermudas a cuadros, y todo era demasiado típico, pero bien, démosle el beneplácito de la duda…
A continuación nos dice que estaba viajando a Nouakchott pues iba a entrenarse con los norteamericanos en la lucha antiterrorista y que pronto sería enviado a sitios como Irak o Afganistán…Joder…cualquiera se traga eso.
Pasamos a
llamarlo directamente James Bond.
Según él había conseguido este trabajo porque hablaba todas las lenguas del mundo y para demostrárnoslo pasa a decirnos el nombre de una lengua y alguna palabra que él conoce, algún ejemplo de esa lengua, impresionante, sabe mas de 20 idiomas, como muestra en alemán usa la palabra “orfindense” y en chino tiene la caradura de decir “yi hao”, vaya argumentos, es irrefutable y estamos estupefactos.
Según él había conseguido este trabajo porque hablaba todas las lenguas del mundo y para demostrárnoslo pasa a decirnos el nombre de una lengua y alguna palabra que él conoce, algún ejemplo de esa lengua, impresionante, sabe mas de 20 idiomas, como muestra en alemán usa la palabra “orfindense” y en chino tiene la caradura de decir “yi hao”, vaya argumentos, es irrefutable y estamos estupefactos.
Pasa a renglón seguido a demostrarnos sus conocimientos
geográficos y nos dice la lista de los países de habla hispana en
Ámerica en riguroso orden alfabético, así del tirón.
La cosa adquiere
tintes surrealistas cuando después de habernos dejado sin habla y
languidecer así la conversación empieza por el principio contando
exactamente lo mismo, repitiéndolo todo, una y otra vez: Pepe, Montse, Paquita, Sergio...Yi hao...
Así una y otra vez.
Así una y otra vez.
A todo esto no
atendía a ninguna pregunta por nuestra parte, se la traía floja lo que
dijeras, no escuchaba, sólo quería hablar.
Decido ponerme el turbante de
modo que me tapara la mitad de la cara que daba a él y empiezo a mirar
por la ventanilla queriendo escapar.
Pero no puedo y es que al dirigirse
sólo a Darren descubro con horror que apenas sabe inglés y que para
colmo de males me pide traducir todos sus discursos a este idioma.
A
partir de ahí la frase del día por su parte sería “escucha Manuel:” y
prometo que la repetiría ese día por lo menos dos millones de veces.
Darren y yo estábamos a medias entre preocupados –por el tostón- y
descojonados –por el cuadro-. Al llegar a Atar no nos deja ni a sol ni
sombra, el chaval para demostrarnos su popularidad detiene y da la mano
absolutamente a todas las personas que nos vamos cruzando por la
populosa ciudad. Lo ignorábamos y seguíamos hacia delante, pero al poco
nos sobrepasaba y se ponía a saludar a los que teníamos por delante
mientras nos decía que esperásemos.
Yo nunca había visto nada parecido, Darren pierde toda su flema irlandesa y estalla, unos cuantos gritos cargados de fuckin por aquí y
fuckin por allá por su parte, consigue, junto a una sentada y hacer
como si no estuviera que nos dejase en paz por unas horas, hasta la
tarde que tomaba el mismo autobús que nosotros, y en el cual estuvo a
punto de conseguir que le partiesen la cara el grueso de los pasajeros a
la vez...pero eso viene luego...
No hay comentarios:
Publicar un comentario