Me acababa de
levantar de la cama, no estaba en mi mejor momento de francés y creo que
no me entendió.
Si él no hubiera sido francés creo que si lo hubiera
hecho, en todo caso fue amable conmigo.
Su mujer sólo sonreía.
Era
inmensa.
Bellísima según el canon mauritano.
El canto a la belleza
femenina en este país es un canto a la antiglobalización, como una
puerta abierta a la esperanza.
Una oda a la lustrosidad.
Una oda a la lustrosidad.
Cuanto más grande, más gorda, y más
lorzas tiene una mujer, más bonita es.
Sí, justo al contrario que en occidente.
Imaginad, digamos, una mujer gordita española, con sus regímenes y dietas, con sus preocupaciones de talla, sus complejos físicos. De repente va a Mauritania y todo cambia, ahora es ella la más linda, puede experimentar el paso directo a la cumbre de la belleza, sentir la misma mirada que en España ponen los hombres al paso de la clásica tíabuena.
Imaginad, digamos, una mujer gordita española, con sus regímenes y dietas, con sus preocupaciones de talla, sus complejos físicos. De repente va a Mauritania y todo cambia, ahora es ella la más linda, puede experimentar el paso directo a la cumbre de la belleza, sentir la misma mirada que en España ponen los hombres al paso de la clásica tíabuena.
Aquí es ella la más deseada, las más
bella, la que mejor está, en cambio la chica mauritana que usaría una
38, o incluso la típica modelo 90-60-90, sería casi invisible, en
todo caso ignorada ante la presencia de cualquier mujer con bastantes
más volúmenes.
Es la hora de la venganza, de sacudirse de encima cánones estrictamente impuestos.
Chicas, aquí estoy yo, mis curvas, mis volúmenes seducen y son admirados, los vuelven locos, no como vuestros insulsos talles de avispas y desfavorecedores culitos prietos...
Es la hora de la venganza, de sacudirse de encima cánones estrictamente impuestos.
Chicas, aquí estoy yo, mis curvas, mis volúmenes seducen y son admirados, los vuelven locos, no como vuestros insulsos talles de avispas y desfavorecedores culitos prietos...
Por desgracia, se acabó la risa, también hay connotaciones negativas. Y al parecer muy serias.
He visto en algún documental en el que la bárbara práctica de engorde y cebado en algunos puntos determinados del país se convierten en un serio problema de salud y una especie de esclavitud para la mujer a la cual casi se le impide moverse y se le obliga a comer a desgana hasta la saciedad con el fin de conseguirle un “peso óptimo”. Desde niñas.
He visto en algún documental en el que la bárbara práctica de engorde y cebado en algunos puntos determinados del país se convierten en un serio problema de salud y una especie de esclavitud para la mujer a la cual casi se le impide moverse y se le obliga a comer a desgana hasta la saciedad con el fin de conseguirle un “peso óptimo”. Desde niñas.
Es la anorexia pero en sentido contrario.
La esclavitud
de la imagen en todo caso.
Lo curioso es que Mauritania tampoco está tan
lejos para que sea tan diferente, no son las antípodas a nivel
geográfico aunque si lo sean en ciertos aspectos sociales y culturales.
Me contó D. el mejicano sobre su cena del día anterior:
-El wey me invitó a su casa a cenar y allí habían dos mujeres sentadas. Una era joven, bonita, delgada, pechos turgentes. La otra era bien gorda. El wey me pregunta cual de las dos me gusta más.
Me contó D. el mejicano sobre su cena del día anterior:
-El wey me invitó a su casa a cenar y allí habían dos mujeres sentadas. Una era joven, bonita, delgada, pechos turgentes. La otra era bien gorda. El wey me pregunta cual de las dos me gusta más.
Claro, yo me
apuro, lo paso mal, dije qué está pasando aquí, y no respondo, sólo le
sonrío.
Al final de la cena, la delgada, la bella, se marcha, y ya más
en confianza le digo a mi amigo que era la que se fue la que más me gustó. De pronto el pinche cabrón
me responde señalando a la llenita: mira te presento a mi futura mujer,
¿cómo es posible que te guste más la otra?...-http://www.youtube.com/watch?v=ZHB0A37Km34
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