La familia Bo. vive entre el Anti-Atlas más meridional y la Jebel Bani, al sur del ahora llamado Marruecos.
Son
bereberes ichelhin, aunque de origen árabe saharaui, y conocen su
linaje hasta doce generaciones, es decir, los más jóvenes conocen el nombre de
sus antepasados por vía paterna hasta su tatatatatatatatatarabuelo.
Es decir, y por
si aún no se entendiera, Bo.
Abdelrrahim el último en nacer, es Bo. Abdelrrahimm , hijo de Brahim, hijo de Abdelhai, hijo de
L´Houicine, hijo de Mohammad, hijo de L´Blaid, hijo de Belhair, hijo
de Hamou, hijo de Salah, hijo de Abel.la, hijo de Filali, hijo de Benchafar.
Llegando hasta aquí su árbol genealógico, su La ad lauarata, conocido.
Suponiendo entre cada generación de ellos un intervalo medio entre
nacimientos de treinta años tenemos que el primer Bo. que
se recuerda vivió allá por el S.XVII sino me equivoco.
Su nombre de familia,
Bo., es, traducido directa y torpemente, "el de la manteca" o "el hacedor de mantequillas" o mas en plan moderno "
el mantecas" o algo así, refiriéndose a las diversas mantecas
y mantequillas, udi y tudit, que se obtiene de la leche de cabra después de sacudirla fuerte y largamente en el tamsolt.
Y de esta rica udi, maná que sólo se consigue en los buenos
tiempos de lluvias y pasto, nace su propio nombre, siendo éste
indicativo de la principal actividad de la familia, el pastoreo, tanto de cabras
y camellos, desde tiempos inmemoriales, llegando a tener en las mejores épocas
más de quinientas cabras y numerosos camellos.
Hoy en día viven tres generaciones, abuelo,
padres e hijos, y son, como es normal
en estas latitudes, muchos. Los abuelos, ocho hijos y una hija, y un montón de nietos... tres
generaciones de intensos cambios, exageradamente mas fuertes que los de las
nueve generaciones anteriores... pero que nadie se engañe ni se entristezca pues
su dignidad, honestidad, fuerza y buen hacer siguen intactas y ahí están,
peleando, como todos.
Siempre han vivido en la ajam
(tienda de lona transportable, lo que en otras partes se conoce
como jaima) así como la mayoría de su pueblo, pero, en los valles
, en las montañas, las cosas se empezaron a endurecer allá por los años sesenta
y setenta, el hábitat presahariano y su relativa dulzura y prosperidad dejó de
ser "pre", fuertes y largas sequías se quedaron en la zona, las cabras, pasaron
de centenares por familia a unas pocas esqueléticas, cada vez se hacía mas
difícil subsistir en las montañas, el dinero se hacía cada vez mas necesario,
todos los caminos del pasado se cerraron o diluyeron dejando de ser posible el
"trabando" que se hacía en largas marchas nocturnas de varios días en
camello comprando en la zona española y vendiendo en la francesa ya no tenía
razón de ser, las grandes caravanas transaharianas hacia decenios
que ya habían desparecido, ya no se celebraba el gran zoco de Tinduf, y
la otra principal manera de hacer un poco de dinero, haciendo tirguin
(carbón) se convirtió junto a la caza, definitivamente
exterminada según dicen por el ejército marroquí asentado en estas montañas
cuando eran una zona caliente en su enfrentamiento con el Polisario, casi
en la única, quemándose muchos arganes, la gran
mayoría de ellos.
Y el día que se supo que la abuela Bo. estaba embarazada por quinta vez y esperaba su cuarto hijo,
el abuelo Boudi dirigió sus pasos hacia el punto de más
agua de la región, verdadero paraíso donde un kilómetro de agua afloraba a la
superficie y dónde ya sus propios antepasados habían tenido la buena idea de
plantar numerosas palmeras del mejor dátil de todo el noroeste
africano.
Y allí plantó su tienda, como otras veces, pero hizo algo
insólito, algo que nunca ninguno de sus antepasados durante por lo
menos trescientos años había hecho y que imagino le sería extraño y
aventurado.
Entre toda la familia, empezaron a construir
una casa.
Como no fueron los únicos en hacerlo, aquella
timsguida (mezquita) que nació donde una vez predicó Sidi L´Houicine y las
poquísimas casas que la rodeaban fueron siendo mas y mas.
Y así fue como la mayoría de los Id Brahim, pueblo de
nuestra familia cambiaron las tiendas por las casas, aunque no de una manera
definitiva, al menos no hasta hace poco, muy poco.
Y los Bo. se hicieron una
bellísima casa de piedra, tierra y palmera, y le fueron añadiendo más y más
habitaciones cada vez que Sidi Rebbi les bendecía con un nuevo hijo. Se la
hicieron en la ladera de la montaña , allí donde quisieron, sin papel ninguno y
gratis, interponiendo asif (oued, río) y palmeral entre ellos y la parte mas habitada del oasis,
cuya vista dominaban al hacerla justo por encima del techo del palmeral, que quedaba al otro lado del
riachuelo.
Y aquí siguieron la vida
con sus luces y sus sombras, sus paradojas, la historia no acaba ahí y cuando
pueda "continuará", pero antes de despedir esta
presentación, una nota a pie de página, si por arte de magia o por medio
de un viaje los occidentales o la gente de las ciudades, visitara la casa de los
Bo. y tomaran allí un té, al ver esas pequeñas
habitaciones desnudas, esas paredes irregulares, esas caras endurecidas por
siglos de pastoreo sahariano, la mayoría, no digo todos, pensarían en la gran
pobreza de esa familia y yo me permito decir:
¿Pobre quien conoce el nombre de
mas de trescientos años de su linaje?
¿Pobre quien es capaz de vivir en plena
naturaleza dónde nosotros moriríamos, y hasta , si ésta se lo permite, pegarse
la gran vida?
¿Pobre quien es capaz de recitar cada noche una historia
milenaria o centenaria distinta?.
Habitación desnuda, tienda de remiendos de lona con olor a cabra no es
necesariamente sinónimo de pobreza, estómago vacío -sin ayuno
voluntario- sí que lo es.
2 comentarios:
Gracias por compartir tan linda historia yo se solo el nombre de mis bisabuelos y dudo que sea el correcto.... me gusto tu reflexión final un abrazo viajero
gracias a ti por leerla y comentarla, quien sabe,igual hay algún pueblito en Galicia donde puedes empezar a tirar de la manta... un abrazo
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